Mientras la política migratoria se endurece, miles de familias viven bajo la sombra de operativos que ya no respetan fronteras ni trayectorias de vida.

Las políticas migratorias en Estados Unidos han dado un giro drástico con el regreso del presidente Trump al poder. Según informes recientes, las redadas y arrestos de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) han aumentado considerablemente en los últimos meses, afectando no solo a los estados fronterizos, sino a ciudades del interior como Hartford, Bridgeport, Danbury y Norwalk, en Connecticut. Estos operativos ya no están enfocados únicamente en individuos con antecedentes penales, sino que alcanzan a padres, trabajadores y estudiantes con años de residencia en el país y sin historial criminal. La administración actual ha dejado claro: nadie está exento.

La expansión de la estrategia de «interior enforcement» ha llevado a agentes de ICE a realizar detenciones a altas horas de la madrugada en viviendas privadas, cortes locales y lugares de trabajo, principalmente en sectores como la construcción y la hostelería. Según el informe de The Law Offices of James A. Welcome, muchas de estas detenciones involucran a personas con infracciones menores, como haber sobrepasado una visa o faltar a una audiencia migratoria en el pasado. Sin embargo, el trato recibido es igual al de individuos considerados de alto riesgo por el Departamento de Seguridad Nacional.

Esta situación ha generado una ola de protestas en ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Dallas, donde comunidades inmigrantes y aliados exigen políticas más humanas. La reacción colectiva ha visibilizado el impacto emocional, económico y social que tienen estas prácticas en familias enteras. El uso de medidas severas como instrumento político ha sido criticado por organizaciones civiles, que advierten del riesgo de explotación, separación familiar y vulnerabilidad ante estafas legales en momentos de desesperación.

En este clima de incertidumbre, es vital que los inmigrantes conozcan sus derechos. No abrir la puerta sin una orden judicial firmada, guardar silencio, no firmar documentos sin asesoría legal, y tener un plan familiar son pasos clave para enfrentar esta realidad con dignidad. Más allá de la política, están las personas: seres humanos con sueños, historias y familias que merecen vivir sin miedo. La información, en este momento, es el recurso más poderoso para resistir y protegerse.